miércoles, 10 de abril de 2024

Torre de los Moros en Jaraba


Llegamos a Jaraba desde Cimballa donde habíamos visitado los restos de su poderoso castillo. La Torre o castillo de los Moros de Jaraba, había despertado mucha curiosidad, una construcción que no sabíamos cómo calificar y teníamos verdadero interés en ella, pues se aleja de toda tipología que nosotros conocíamos. Para llegar a nuestro destino recorrimos un camino que sale a la derecha de la carretera que va dirección a Ibdes frente a una embotelladora de agua mineral. La torre se encuentra en el punto intermedio entre ambas  poblaciones, Jaraba e Ibdes, sobre el cerro de la Serna, desde donde se domina el valle del río Mesa, por lo que no fue difícil deducir que se trata de una torre vigía que controlaba el valle entre ambas poblaciones.

Acceso al aljibe 

Sobre la torre hemos encontrado muy poca información; casi toda ella repite el texto por lo que vamos a guiarnos por la reseña que hace la asociación ARCA que la clasifica como fortificación musulmana de los siglos X-XI que comunicaba visualmente con los castillos de Jaraba, Ibdes y Somet, formando una línea defensiva con estas fortalezas. La torre formaría parte, además, con otras torres que partían en distintas direcciones desde Calatayud, población situada a unos 27 km al noreste de Jaraba.

Cara oeste de torre donde se aprecian en la base los mechinales de las ajugas
del enconfrado

LA TORRE

En la cartela que hay frente a la torre ésta se identifica como "una antigua fortificación de origen musulmán, ubicada en la margen derecha del rio Mesa" y nos recuerda que formaba una línea de comunicación defensiva con los castillos de Jaraba, Ibdes y Somet.

Cara norte de la torre. El acopio de material por la erosión facilita el acceso
a la parte alta de la torre

La cartela hace la siguiente descripción: "Se trata de un recio y macizo torreón construido en tapial de tierra prensada (sin uso de cal ni de yeso) perfectamente integrado en el entorno y con refuerzo de madera embutida en su interior y en los mechinales. La torre de planta cuadrada debía dominar un recinto exterior, en el que actualmente se encuentran restos de cerámica. La estructura se halla muy afectada por la erosión que ha desgastado los paramentos exteriores y ha desmantelado su parte superior. Se accede a su interior por una puerta arqueada que da paso a un depósito o aljibe".

Interior del depósito o aljibe

En torno a la torre se aprecia un gran cúmulo de materiales que se ha depositado en la base a causa de la erosión. En la cara oeste podemos observar los mechinales dejados por las agujas del encofrado del tapial. El acceso a la parte alta de la la torre se hace sin dificultad por su cara norte. Desde allí se tiene una espléndida panorámica del valle del río Mesa a cuyo control estaba destinada.

Imagen aérea de la torre, al fondo la carretera que une Jaraba con Ibdes
Fotografía de Rafa Moreno

CIRCUNTANCIAS HISTÓRICAS

En la ficha que publica ARCA se vuelve a repetir el texto anterior y se anota que "No se conoce documentación sobre este recinto defensivo. En 1918 dice Calavia: …se construyeron por todo este entorno varias fortalezas árabes y entre ellas, la que había entre Jaraba e Ibdes en el inmediato cerro de la Serna, cuyos restos todavía se contemplan y de cuyos subterráneos son testigos las escalas que aún subsisten, y que año tras año, se van ocultando con escombros y maleza. Esta fortaleza se comunicaba con otras varias que desde Calatayud partían en distintas direcciones… 

Jaraba cerrando el valle del río Mesa al oeste desde la la torre

En 1997 dice Sicilia: En el límite con el término de Ibdes, por el paraje conocido con el nombre de la serna hay una pequeña construcción que se le llama el Castillo de los Moros, siendo una simple atalaya para dar avisos y mantener la vigilancia de la vega de Jaraba, Ibdes y alrededores, en comunicación directa con otra de igual trazado en la pardina de Somed, no dudando de su procedencia árabe.

Vista desde la torre el lado este del valle del río Mesa

Para esta entrada he consultado, además de la cartela que hay frente a la entrada de la torre, la siguiente documentación:

INVENTARIO  FORTIFICACIONES ARAGONESAS (A.R.C.A.) Torre del los Moros, 03 marzo 2023

viernes, 5 de abril de 2024

Muriel de Zapardiel

 
Habíamos iniciado nuestra ruta desde Ávila dirección norte por la A6. De nuestro trayecto destacar únicamente el puente de la autovía que salva el cauce del río Adaja en su confluencia con el Arevalillo, que deja a nuestra izquierda la inconfundible silueta del castillo de los Zúñiga en Arévalo. Nuestro destino estaba más al norte, hasta llegar a Ataquines, en tierras de Valladolid; allí tomaríamos el desvío a Muriel de Zapardiel nuestra única parada, nos esperaba la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, un edificio mudéjar de espléndida factura y, junto a él, unos metros al oeste, la torre vigía que hace función de campanario exento. Al norte habíamos visitado hacía unos años el castillo de Fuente el Sol. Aunque no era nuestro objetivo, con esta visita parecía que completábamos una ruta en esta zona del páramo castellano en torno a la ribera del río Zapardiel.

Vista de la iglesia y la torre vigía exenta con el campanario desde el sur


CIRCUNSTANCIAS HISTÓRICAS

Ubicada en el extremo meridional de la provincia de Valladolid, cercana a las de Ávila al sur y Segovia al este, Muriel se encuentra en la llanura que riega, algo retirado de la población, el río Zapardiel. Había sido repoblada por Pedro Ansúrez, conde de Carrión y Saldaña, noble y magnate principal en la corte de Alfonso VI. El caserío había pertenecido a la Comunidad de Villa y Tierra de Arévalo, y en 1090, Raimundo de Borgoña, yerno del rey, hace entrega de Muriel al obispo de Palencia. Siguiendo la tradición, tal como podemos leer en la cartela informativa que hay frente a la iglesia, Muriel perteneció a la Orden del Temple, aunque según nuestra guía del románico de Valladolid, no hay referencia documental que avale este hecho. 

Ábsides de la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción tiene tres cuerpos de
ladrillo: dos de arcos ciegos y el superior de rectángulos. El meridional está 
rehecho en mampostería con hiladas de ladrillo, donde se abre una saetera

IGLESIA DE NUESTRA SEÑORA DE LA ASUNCIÓN

Siguiendo nuestra guía del románico de Valladolid, la iglesia, un imponente edificio que preside la plaza de Muriel, tiene planta basilical de tres naves, aunque de época medieval sólo se conserva el ábside mayor y el ábside del evangelio, asentados, junto al ábside reconstruido del mediodía, sobre un basamento de mampostería. No pudimos ver el interior pues hay que pedir cita para su visita. No obstante, indicar que la nave central cuenta con una armadura mudéjar de par y nudillo que debe ser notable puesto que Antón Casaseca, a principios del XX ya la menciona, y según nuestra guía "hacia la zona central del artesonado de la nave, podemos apreciar la fecha de 1258". 

Entrada actual al templo por el mediodía. El ábside de este lado ha sido
reformado; en él se aprecia el arranque de los arcos originales y la saetera

Del exterior del templo la guía hace la siguiente descripción "Al exterior del ábside mayor se articula en dos niveles inferiores de arcos  ciegos doblados de ladrillo y otro nivel superior de rectángulos doblados. El ábside meridional fue reformado en época moderna, alzado con mampostería e hiladas de ladrillo, presenta una saetera central. Los tres ábsides se abovedan con cuarto de esfera, que arranca de frisos de esquinilla", siendo también de mampostería el espacio entre el friso y el cuerpo superior de arcos rectangulares. El ábside septentrional, el del evangelio, tiene adosada la sacristía.

TORRE VIGÍA

De la torre exenta poco hemos averiguado, tan solo lo que explica la cartela que hay en la plaza: "Primitiva torre siglo XIII, procedente de una antigua encomienda de templarios, con campanario añadido en el siglo XVI", aunque, como hemos visto al principio, no existe documentación que avale  que fuese construcción templaria. El cuerpo de la torre está construido con cajones de mampostería entre hiladas de ladrillo y tiene reforzadas las esquinas también con ladrillo. A ella se accedía por un vano en su cara norte en altura, accediendo a él por el primer piso mediante una escalera de mano fácil de retirar en caso de ataque. En la actualidad se le ha añadido una espectacular escalera con base de ladrillo y peldaños de sillería de granito.

Torre vigía del siglo XIII a la que se le añade en el XVI  el campanario

Queda pendiente, pues, para la siguiente visita el interior de la iglesia y la subida a la torre desde donde se deben tener excelentes vistas del entorno.

Para esta entrada he consultado, además del texto de la cartela informativa que hay frente a la iglesia, la siguiente documentación:

Antón y Casaseca, F., Catálogo Monumental de la Provincia de Valladolid, (1916-1927), en aleph.csic.es
Hernando Garrido, J.L.Todo el románico de Valladolid, Fundación Santa María la Real, Aguilar de Campoo, 2014.

Detalle de los arcos superiores del ábside central y del meridional reconstruido

Detalle de la base de mampostería de los tres ábsides.

Detalla de la puerta de acceso a la torre en altura

Detalle del campanario añadido en el siglo XVI a la torre, rematado
por una elegante friso de ladrillo similar al que remata la iglesia

sábado, 9 de marzo de 2024

Santorcaz


Iniciamos nuestra visita a Santorcaz siguiendo la guía del mudéjar madrileño de J. Jiménez en la que hace una brevísima referencia a la historia de su iglesia, íntimamente ligada al castillo de la Torremocha o, como comenta, lo que queda de él, toda vez que el ábside mudéjar se encuentra integrado en los muros de la cerca tras haberse adaptado como torre junto a una de las puertas de la antigua fortaleza. En la muralla, que cuenta con tramos de obra de sillería de piedra, encontramos un cubo de planta cuadrada, también mudéjar, a base de mampostería encintada, estilo toledano y muy primitivo que nos recuerda, concluye, a las murallas de Talamanca de Jarama.

Muralla de sillarejo y ábside de la iglesia. Entre ambas se sitúa la puerta

EL CASTILLO

La situación de Santorcaz, según comenta castillo de Madrid, es singular pues la mitad oriental pertenece al municipio, donde se sitúa la iglesia, y la mitad occidental es propiedad particular y, aunque se puede ver parte de la la muralla desde el exterior, no podemos contemplar el recinto completo. Como hemos comentado, el ábside de la iglesia se encuentra integrado en la muralla, y se fecha su construcción en el siglo XIII. El ábside se proyecta hacia el exterior, formando un bastión semicilíndrico que protege la única puerta de entrada que se conserva de la muralla. La puerta es un arco apuntado con jambas y dovelas resaltadas que se abre en un retranqueo de la muralla formando la entrada en codo al girar hacia el interior desde el ábside. 

Puerta de acceso entre el ábside mudéjar y la muralla

De la muralla se conservan varias torres de diferente tipología. Siguiendo el lienzo de sillarejo hacia el sur, encontramos la torre pentagonal también de sillarejo. Esta torre y el tramo de muralla que lo une a la puerta, posiblemente se construyese en una reforma del siglo XIV o principios del XV. De esta torre hacia el oeste se han perdido unos metros el lienzo.

Torre pentagonal de sillarejo

El lienzo vuelve a surgir a partir de la torre cuadrada del ángulo meridional. Como detalla Jiménez está construida en mampostería encintada de ladrillo, como es habitual en el mudéjar toledano. A partir de aquí el resto de la cerca y las torres son de mampostería concertada, son los más antiguos y al igual que el ábside, son del siglo XIII. En este tramo encontramos una cilíndrica en el ángulo suroeste, otra cuadrada en el centro del lienzo occidental, la torre albarrana de planta cuadrada en el noroeste. En el lado septentrional se levantan dos torrecillas separadas entre sí tan solo cuatro metros, por lo que es de suponer la existencia de una puerta para acceder a la residencia del Arzobispo de Toledo. Todo el adarve estaba protegido por un parapeto almenado.

Torre cuadrada de mampostería encintada estilo toledano

Aunque no existen restos, según algunos testimonios escritos, el caserío también estuvo cercado por una muralla de tapial en la que se abrían cinco puertas de las que, como hemos comentado, no queda resto alguno.

Ábside mudéjar y sacristía


CIRCUNSTANCIAS HISTÓRICAS

Por su situación Santorcaz se encuentra en un lugar claramente defensivo, al borde del páramo sobre un pequeño barranco que confluye con el arroyo de Anchuelo. Según el texto de la Comunidad de Madrid, el castillo carece de función estratégica pues no domina visualmente gran extensión de terreno; la población tampoco está situada en un eje de comunicaciones importante, ni cuenta con un suelo lo suficientemente fértil y, aunque se encuentra equidistante de valles tan importantes como los del Jarama, el Henares y el Tajuña, no mantiene especial vinculación con ninguno de ellos. Concluye que su fundación se debe únicamente a que antes hubo una población anterior.

Lienzo oeste de mampostería concertada y torre cuadrada del siglo XIII

Santorcaz es un lugar poblado desde antiguo donde se atestigua la existencia de un asentamiento celtibérico carpetano del silo III a C. que se despobló antes de la llegada de las primeras legiones romanas a la zona. El poblado estaba asentado, no obstante, en el llamado Llano de la Horca, cerro contiguo al norte de Santorcaz., lugar donde se llevaban a cabo las ejecuciones de reos. Hacia el siglo X se asientan en la zona poblaciones bereberes formando una aldea de escasa entidad, aunque no muy sumisa al poder califal. Éstos posiblemente son los constructores de una torre vigía al pie del cerro anterior al del Llano de la Horca, lugar denominado Cuesta de la Torre o de la Torrecilla

Lienzo oeste. Junto a la torre cuadrada se abre un portillo

Tras la reconquista el lugar será repoblado y en el siglo XII, lejos ya la amenaza almohade, se constituye en cabeza de un territorio más amplio. Sobre su origen existen dos versiones; la más plausible es que la Corona la cediera al Arzobispo de Toledo de quien dependía gran parte del valle del Henares, y otra, quizá dentro del imaginario popular, la cesión fuese a los caballeros del Temple. Lo cierto es que a principios del siglo XIV Santorcaz estaba en manos de la mitra toledana, y lo más probable es que ya le pertenecería desde el siglo anterior, cuando la Corona hace entrega de un basto territorio al arzobispo Ximénez de Rada.

Puerta de acceso desde el interior

Las primeras noticias del castillo son de la segunda mitad del siglo XIV en época del arzobispo Pedro Tenorio (1328-1399), a quien se le puede atribuir la construcción de la torre albarrana y la torre cuadrada mudéjar tipo alcalaíno. Con el arzobispo Alfonso Carrillo (1410-1482) la fortaleza se convierte en cárcel de clérigos y nobles, entre los que cabe señalar a "la princesa de Éboli, Juan de Luna, colaborador de Antonio Pérez, Rodrigo Calderón, el Marqués de Siete Iglesias, el Marqués de Ayamonte, el Duque de Híjar y canónigos de todas las condiciones", aunque uno de los principales cautivos fue Gonzalo Jiménez de Cisneros.

Inscripción en el atrio de la iglesia de Santorcaz recordando al Cardenal Cisneros


EL CARDENAL CISNEROS

Tal como podemos leer en la publicación de la Comunidad de Madrid, sobre el uso del castillo como cárcel de clérigos, y en el atrio de la parroquia de Santorcaz, el cardenal Cisneros fue uno de los que primero probaron sus "comodidades" antes de iniciar la carrera que le condujo a ser regente de Castilla. Tras cursar en la Universidad de Salamanca el título de bachiller en Decretos, de vuelta a su Torrelaguna natal, según narra García Oro, "se dispuso a conquistar puestos y dinero" tomando el camino más difícil, y fue promoviendo en Roma una causa contra el arcipreste de Uceda, García de Guaza, por irregularidades canónigas, logrando la destitución de éste y sucederle en la silla arciprestal, complaciéndose en su título de "el honrado Gonzalo Jiménez de Cisneros, Bachiller en Decretos y Arcipreste de Uceda"; no obstante, logró el cargo contra el criterio y porfiando contra el poderoso arzobispo de Carrillo "quien propinó al altivo arcipreste de Uceda unos meses de cárcel".

Busto del Cardenal Cisneros (ca. 1653-1659) atribuido a Orfeo Boselli
Terracota policromada. Colección Universidad Complutense de Madrid

Para esta entrada he consultado las siguientes publicaciones:

Cardero Losada, Rosa, Los castillos de Santorcaz, Castillos de España, revista Asociación Española de Amigos de los Castillos, nº 137-138-139, 2005.
García Oro, José, Francisco (Gonzalo) Jiménez de Cisneros, ficha de la Real Academia de la Historia en dbe.rah.es/biografías
Jiménez Esteban, JorgeEl mudéjar madrileñoEdiciones La LibreríaMadrid, 2008
Martínez Vázquez, Francisco, Un problema de historiografía y cronología: la fecha de nacimiento del Cardenal Jiménez de Cisneros
Castillos, fortificaciones y recintos amurallados de la Comunidad de MadridDirección General de Patrimonio Cultural de la Consejería de Educación y Cultura de la Comunidad de Madrid, cuyo catálogo ha sido elaborado por Fernando Sáez Lara. Madrid, 1993.
Guía de Castillos de MadridDirección General de Turismo. Consejería de Empleo Turismo y Cultural de la Comunidad de Madrid, con edición y textos de Fernando Sáez Lara. Madrid, 2015.

Lienzo este y puerta de acceso. Vistas desde el interior

Plano del castillo de Santorcaz. Elaboración propia a partir de Google Earth Pro 


jueves, 29 de febrero de 2024

La ermita de Santa María de la Antigua de Carabanchel


Llegué a Carabanchel Bajo (Madrid) siguiendo la pequeña guía del mudéjar madrileño (2008) de J. Jiménez, para ver la ermita de Santa María de la Antigua, aunque ampliaremos nuestro relato con la información que nos proporciona el estudio de arquitectura que llevó a cabo la restauración en 2016. El trayecto hasta el templo es sencillo, la estación de metro nos deja muy cerca, junto al cementerio viejo de Carabanchel. La mañana era agradable y solo hay que recorrer un corto paseo hasta la iglesia, atravesando un parque mal acondicionado y un entorno muy descuidado. El templo, como indica Jiménez, es una verdadera joya del mudéjar, ha conservado toda su estructura original, aunque ha sufrido algunas reformas desde su construcción, mantiene el ábside, las naves, la techumbre, la portada y una espectacular espadaña, y en él se conjugan el valor artístico e histórico de la iglesia mudéjar más antigua de Madrid y el hecho de estar vinculado al San Isidro Labrador, el patrón de la ciudad.

La iglesia: ábside y fachada este

Lo primero que ve el visitante es el ábside, construido en mampostería encintada, como todo el edificio; está coronado con canecillos de ladrillo, y presenta en su lado curvo un arco apuntado de herradura en el que se abre una ventana alargada tipo tragaluz. En el lado recto del mediodía se adosó la sacristía que no nos permite ver el ábside completo ocupando también parte del muro meridional.

Arco apuntado de herradura del ábside

Al mediodía se abre una elegante portada construida en ladrillo, está enmarcada con doble alfiz, tiene arquerías ligeramente apuntadas, compuesto de tres arcos siendo el central lobulado, y sobre estos vemos una decoración de esquinillas, decoración que se extiende a todo el alero. A su derecha, como hemos comentado, se ha adosado la sacristía que también invade parte del tramo recto el ábside, y se ha construido un contrafuerte. 

Portada de la iglesia

No pudimos acceder a su interior, no obstante nos vamos a guiar según detalla Jiménez, "consta de tres naves, siendo la central el doble de ancha que las laterales, separadas por dos pilastras tipo toledano. Se cubre por un techumbre de par y nudillo y presenta un pequeño coro con canecillos. El arco triunfal es de herradura apuntado con arquillos semicirculares al exterior de éste". El ábside tiene bóveda de cañón en su lado recto y cubre el lado curvo con bóveda de horno.

Lado recto  norte del ábside y detalle de los canecillo

En origen el templo tenía una sola nave pero sufrió un derrumbe de la cubierta, de fecha indeterminada que, según proyecto de Pedro Gómez Picazo de 1997, afectó al muro norte y, a su vez, provocó el desplome del muro sur que ya poseía el contrafuerte, aunque este no está trabado con el muro. El templo se reparó reconstruyendo el muro norte; se levantaron los pilares para soportar la nueva cubierta que hoy dividen el interior de la nave. El muro sur y el contrafuerte se repararon, y en el siglo XVIII se adosó la sacristía que invade parte del muro y parte del ábside, y se construyó una escalera para acceder al campanario.

La iglesia vista del campanario desde la fachada oeste

La torre del campanario, la espectacular espadaña, se eleva unos 20 metros sobre el suelo. Tiene la base maciza y está construida con cajones de mampostería y ladrillo, y reforzadas las esquinas con ladrillo. Hacia metro y medio de altura sobre el alero se aprecia una reparación de la fábrica lo que puede indicar que existen dos etapas constructivas, en la original debió demolerse la parte alta para ampliar la torre y duplicar su tamaño, y abrir en la parte superior seis vanos donde se alojan las campanas.

Base de la torre, la portada, el contrafuerte y la sacristía

En la torre hay una placa que nos recuerda que en ese lugar "estuvo la iglesia de Santa María Magdalena a la que venía a rezar San Isidro cuando trabajaba en estos campos y en ellos tuvo lugar el milagro del lobo". Según cuenta la tradición San Isidro entró en la iglesia para orar y había dejado su burro atado en la puerta del templo. Unos niños, interrumpiendo la oración, entraron para avisarle que había un lobo merodeando y que el burro corría peligro. San Isidro les respondió que no tuviesen cuidado por la acémila y continuó rezando. Al salir del templo encontraron al lobo muerto tumbado junto a al burro que permanecía pastando.

Fachada meridional

Por último recalcar que, siendo un edificio histórico y la simbología que representa para los madrileños, cuesta entender el lamentable estado en que se encuentran sus alrededores, sin urbanizar, convertido el solar que hay frente a ella en un aparcamiento a la sombra del ábside.

Para esta entrada he consultado la siguiente documentación:

Jiménez Esteban, Jorge, El mudéjar madrileño, Ediciones La Librería, Madrid, 2008
Santos Torres, José, La ermita de Santa María la Antigua en Carabanchel (Madrid), In ArQadia, blog de JST Arquitectura, Valladolid, 2016

Detalle de la cruz en el lado oeste de la torre del según cajón de mampostería
Vista del campanario desde el interior del cementerio