miércoles, 13 de julio de 2016

Vellido Dolfos: traición o lealtad

Decía George Orwell que "La historia la escriben los vencedores", no le faltaba razón. Hace unos años un amigo me preguntó por la historia del cerco de Zamora, y lo primero que me vino a la mente fue el recuerdo que desde niño tenía de Vellido Dolfos, que junto junto al conde Don Julián, era el traidor por antonomasia. Revisando aquella historia leía que se estaba gestando un grupo que buscaba rehabilitar la memoria del noble leonés que en defensa de su ciudad dio muerte al rey Sancho II de Castilla, unos hechos en los que se mezclan la historia y lo juglaresco, y que en una visita reciente a Zamora, intenté recuperar paseando por los lugares donde ocurrió la historia y la leyenda.

Portillo  de la Lealtad y muralla desde el interior.
A la muerte del primer rey castellano, Fernando I, en 1065 su reino se repartió entre sus tres hijos varones; el mayor que reinaría como Sancho II heredó Castilla, el menor de ellos, García, heredó Galicia con Portugal; y Alfonso, que reinaría como Alfonso VI, heredará León reino en el que estaban incluidas las plazas de Zamora y Toro, aunque según Linage Conde, algún historiador "atribuye la primera a la hija Urraca y la segunda a Elvira, especie de origen poético que todavía nosotros alcanzamos a estudiar en el instituto", puesto que lo que legó a las hijas "fueron los monasterios reales de todos sus dominios, para que en ellos pudieran acabar sus días en celibato o mientras permanecieran en ese estado".

El Duero a su paso por el Puente de Piedra (Siglo XII)
El reparto se mantuvo, con tensiones contenidas, hasta la muerte de la reina Doña Sancha dos años después, en 1067. Siguiendo a Linage Conde, Sancho, que pudo alegar derechos de unidad territorial de época visigoda, se cree legitimado sobre la totalidad de la herencia. Sancho y Alfonso llegan a un vago acuerdo en 1071 por el que despojan a García del reino de Galicia pasando prácticamente a poder de Alfonso, En 1072 García es derrotado definitivamente por Sancho, y es desterrado al reino de Sevilla. Aún antes, ese mismo año, Sancho se enfrenta a Alfonso en Vulpejera derrotándolo. Prisionero Alfonso es enviado preso y encadenado a Burgos para ser ejecutado o cegado. aunque por mediación de Urraca, la hermana mayor, Sancho accede a liberarlo y lo destierra a Toledo. Por fin, Sancho II se corona rey de León y acumula en torno a sí la totalidad de los reinos heredados de su padre. Durante la jornada del 6 de octubre de 1072, en la plaza de Zamora sitiada por el rey Sancho y "ante las murallas de la ciudad rebelde a él por obra de Urraca y Pedro Ansúrez -éste último ayo y protector de Alfonso a quien incluso acompañó al exilio-, era asesinado el rey. Sólo el nombre del matador sabemos, y eso por una sola de las fuentes, Vellido Dolfos".

Portillo desde el exterior de la muralla.
Aquí se mezcla la historia con lo juglaresco y acudimos ahora al relato de Menéndez Pidal, analiza el Cantar de Zamora. Nos recuerda el quebranto del testamento de Fernando I por parte de Sancho arrebatando los reinos a sus hermanos, "y cercando a su hermana Urraca en Zamora. Enamorado de la infanta, un mal caballero, llamado Vellido Adolfo, mata oculta y traicioneramente al rey Sancho para libertar a Zamora y satisfacer su propia pasión amorosa. Pasando el matador ante la tienda del Cid, huye de éste cuando le pregunta por el rey. El Cid entonces sospecha la traición, y montando su caballo sin silla, persigue a Vellido, sin poderle alcanzar, porque el fugitivo se entra en Zamora". Según Menéndez Pidal en la redacción literaria de la historia se destaca la hostilidad hacia doña Urraca,"sobre todo en el coloquio entre el Cid y el rey Sancho antes de la batalla de Vulpejera (...) el espíritu de esta narración, enteramente hostil a la infanta Urraca, ya que ésta ofrece sin reservas su amor a Vellido, concuerda bien con la opinión de los castellanos coetáneos del suceso, manifestada reiteradas veces en documentos del siglo XI, donde acusaron duramente a la infanta de ser la causante de la muerte de su hermano", juicio que se atenuó con el paso del tiempo entre los propios castellanos.

Estado de la muralla junto al portillo
A  través de los Romances del Cid en Flor nueva de romances viejos del propio Menéndez Pidal, hacemos un recorrido por la historia que nos interesa. En el Romance Undécimo, durante el reparto de la herencia doña Urraca se queja a su padre por creer que se quedaba fuera del reparto de los reinos, es cuando el rey don Fernando le hace entrega de Zamora, "Allá en tierras leonesas / un rincón se me olvidaba, /  Zamora tiene por nombre / Zamora la bien cercada, / de un lado la cerca del Duero / del otro peña tajada"; termina el romance con "¡Quien vos la quitare, hija / la mi maldición le caiga! / Todos dicen "Amén, amén", / sino don Sancho que calla." Apunta que don Sancho no quiere respetar el testamento paterno aunque el Cid le conmina a que acate la voluntad del rey Fernando. Sin embargo Sancho irá despojando a sus hermanos de los reinos heredados quedando tan solo Zamora a la que pone cerco. En este punto, en el siguiente romance, el Duodécimo, el ayo de doña Urraca, Arias Gonzalo, también tachado de traidor en el Romancero, sugiere a ésta que abandone la ciudad: "-Vámonos hija a los moros / dejad a Zamora salva, / pues vuestro hermano y el Cid / tan mal os desheredaban." En el Romance Quince, un caballero zamorano advierte al rey: "¡Guarte, guarte, rey don Sancho, / no digas que no te aviso, / que del cerco de Zamora / un traidor había salido: / Vellido Dolfos se llama, / hijo de Dolfos Vellido, / si gran traidor fue su padre, / mayor traidor es el hijo", terminando el romance con la muerte del rey y huida de Vellido Dolfos. "Gritos dan en el real: / !A don Sancho han mal herido! / ¡Muerto le ha Vellido Dolfos: / gran traición ha cometido! / Desque le tuviera muerto / metióse por el postigo; / por las calles de Zamora / va dando voces y gritos: / -¡Tiempo era, doña Urraca, / de cumplir lo prometido!"

Portillo desde el interior de la muralla
Para terminar nuestra historia recurrir a los carteles informativos sobre la descripción que se hace de la Puerta de la Lealtad, (antes conocido como "Portillo de la Traición"), y la rehabilitación de Vellido Dolfos: leal a su ciudad: "Abierto muy cerca de la iglesia de San Isidoro, el Portillo de la Traición (o de Arena), simple arco de medio punto forma parte del primer recinto amurallado de la ciudad de Zamora y está vinculada con los hechos históricos del Cerco de Zamora y con la leyenda del regicidio de Sancho II de Castilla a cargo de Bellido Dolfos, noble leones del siglo XI que aprovechó un vulgar apretón del monarca para lanzarle un dardo mortífero y fue después perseguido por el Cid. Pero no existe constancia real de semejante hecho alevoso. Parecen ser glosas del romancero, perfectamente transmitidas por la vía de la oralidad, pero muy reelaboradas en época romántica". El Portillo se encuentra en un tramo recientemente intervenido y rehabilitado, "de 72 metros de longitd. Corresponde al tramo noroeste del primer recinto amurallado, construido durante los siglo XI y XII (...) En el siglo XVIII se hicieron reformas para adaptar su defensa a las nuevas armas de artillería y fusilería, insalando un adarve y un peto artilleros. En 1910 se construyó el Laboratorio Municipal de Zamora y cuyas obras afectaron  directamente a la muralla"; posteriormente, concluye, en 1967 se llevó a cabo una restauración que afectó a parte de la muralla desde el Portillo al cabo de Valorio. Definitivamente, "El 22 de diciembre de 2010 a instancias municipales y como acto de desagravio con la figura de Bellido Dolfos, el Portillo de la Traición cambió su nombre por el de Portillo de la Lealtad, pues es evidente que en el contexto de ese cerco, la ciudad fue sobre todo leal a sí misma".

Iglesia de San Isidoro, frente al Portillo (Siglo XII)
A la muerte de Sancho, Alfonso regresa del destierro habiendo heredado los tres reinos, aunque hubo de jurar en Santa Gadea a instancias del Cid, que no había participado en la muerte de su hermano, lo que le valió el destierro al de Vivar. Como hemos visto las culpas recayeron en Vellido Dolfos y sobre todo en doña Urraca a los que se les atribuían amores, así como, tres siglos después estos amores se les atribuyeron desde fuentes musulmanas en amores incestuosos entre la infanta y Alfonso. Aquí anotar también que según Linaje Conde, cabe la posibilidad de que el Cid desempeñara el mismo cargo de ayo protector de Sancho como lo era Pedro Ansúrez de Alfonso. El otro hermano, García también regresó de su destierro en Sevilla tras conocerse la muerte de Sancho; a instancias de Urraca se entrevistó con Alfonso en León, y tras esta reunión "García salió de allí para el norteño castillo montañoso de Luna " donde estaría recluido el resto de sus días.

Muralla de Zamora de la que sobresale los muros del castillo.
Para esta entrada, además de los carteles informativos que hay junto al Portillo he consultado los siguientes libros:

Alfonso VI: el rey hispano y europeo de las tres religiones (1065-1109), Linage Conde, Antonio, Editorial Trea, Gijón, 2006
Poesía juglaresca y juglares, Menéndez Pidal, Ramón, Espasa-Calpe,col. Austral, nº 300, Madrid, 1983.
Flor nueva de romances viejos, Menéndez Pidal, Ramón, Espasa-Calpe, col. Austral, nº 100, Madrid, 1989.

Casa de Arias Gonzalo, ayo de doña Urraca, aunque para otros es la
casa del Cid, junto a la puerta del Obispo en Zamora.
Armadura: peto y hombreras. Parador Nacional de Turismo de Zamora

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