miércoles, 8 de febrero de 2017

Los Jardines de La Quinta del Pardo


Mi guía 52 escapadas de Turismo cultural en la Comunidad de Madrid recomienda, dentro de la visita a El Pardo, una escapada que reseñan de forma muy breve a Los Jardines de la Quinta del Duque del Arco o la Quinta del Pardo. Es un lugar que no está de paso, hay que desviarse a propósito para llegar hasta allí desde la carretera de El Pardo, la M-605; nada más pasar el cruce del Palacio de la Zarzuela, en Somontes, a la derecha comienza la carretera Somontes-La Quinta, tras recorrer unos 2 kilómetros la carretera termina precisamente en La Quinta.


Comenta escuetamente la guía que el lugar era la finca de recreo del Duque del Arco, caballerizo Mayor de Felipe V . A la muerte del Duque, su viuda donó la finca a la Corona. A partir de entonces, integrada en el patrimonio real, se realizan una serie de reformas, tanto en el palacete como en los jardines dotándolo de cierta semejanza al Palacio de la Zarzuela. Los jardines, añade, "fueron diseñados por el francés Claude Truchet respondiendo al modelo italiano del renacimiento. Declarado Jardín Histórico-Artístico en 1931". Con tan escasa referencias llegamos al aparcamiento que hay al costado del palacete donde se encuentra un cartel explicativo que resume la historia de La Quinta, sobre todo de su jardín que destaca por su singularidad y diseño: "maridaje de la naturaleza con arquitecturas geométricas, con elementos construidos, que darán permanencia a cualquier problemática "proyectiva" en el paisaje natural y tal vez podríamos asegurar, que tal concepción llevada a su plenitud, es mérito de la cultura del siglo XVIII a nivel de los escenarios cortesanos, reales o nobiliarios más refinados", comenta Virginia Tovar Martín en su extraordinario e interesante trabajo sobre La Quinta.


"La Real Posesión de la Quinta del Duque del Arco -leemos en el cartel informativo junto al palacete- es un ejemplo excepcional de las casas de campo que algunos aristócratas utilizaban para retirarse a las afueras de Madrid durante los siglos XVII y XVIII". Nuestra historia comienza cuando el Duque del ArcoAlonso Manrique de Lara, compra la finca de Valderrodrigo en 1717 y comienza a crear en ella las huertas, el jardín y un pequeño palacete. Hay que recordar la importancia del personaje que, entre otros cargos, era Alcaide de El Pardo y Montero Real con Felipe V, quien lo nombraría Grande de Españaestaba encargado además de organizar las cacerías reales por lo que pasaba parte de su tiempo junto al monarca.  A su muere en 1737, como hemos mencionado, su viuda cede la Quinta a Felipe V,  que la incorporará en 1745 al Real Sitio de El Pardo. Este encarga al arquitecto real Francisco Carlier  levantar un plano de la posesión, un documento de excepcional valor "que nos permite conocer el aspecto original de la finca caracterizado por una armoniosa relación entre el jardín y el cultivo agrícola, inmersos en el entorno natural del monte" sin que elemento alguno alterase la continuidad visual entre los tres ámbitos.


El primer ámbito que vamos a recorrer es el de la huerta, contaba con 80 fanegas de viñedo -en la actualidad es olivar y en su tiempo se llegó a instalar una almazara para el aprovechamiento del aceite-, 926 frutales de diferentes especies además de 116 naranjos. Este espacio es un lugar idóneo que invita al paseo a través de un recorrido sosegado entre el Palacete y la Puerta de E Pardo. Desde ahí se tienen vistas de los rascacielos de Madrid, la vaguada por la que transcurre el arroyo de la Real Quinta hasta perder la mirada en el horizonte más allá de SomontesLa Zarzuela. La vuelta se hace caminando junto a la tapia que cierra la finca, entre los olivos para llegar de nuevo al jardín en la zona alta.


El segundo ámbito es el jardín -continuamos leyendo el cartel-, que sin lugar a dudas es, "lo más importante de la Quinta". Este fue diseñado por "el francés Claude Truchet al parecer en 1726" con la misma inspiración de La Granja de San Ildefonso  "la gran creación de Felipe V por aquellos años". De inspiración francesa, "Sin embargo -añade el texto- la colocación del estanque de agua en el plano superior, la disposición en terrazas con -antaño- abundantes esculturas y el carácter ornamental de los parterres son rasgos respectivamente hispánicos, italianos y franceses: la curiosa combinación de todas estas características le otorga su singularidad y su especial valor dentro de la jardinería histórica española".


Sobre el espíritu francés del jardín, Tovar Martín señala que "en la Quinta hasta las Cascadas, las fuentes, la columna o el jarrón están presentes como elementos de animación de un espacio abierto a lo largo de un extremo en torno a la fuente del Delfín, con su valor heráldico, o como símbolo del Amor, la diligencia o la velocidad".


En el diseño del jardín se mantiene la idea de unir los espacios y delimitarlos a traves de diferentes planos mediante la construcción de rampas y escalinatas aprovechando el terreno de fuerte pendiente, para conseguir la unidad visual que antes comentábamos. En el Plano bajo, al que se accede desde la Puerta de Madrid, se encuentra la Fuente de los delfines, en su origen en este plano existían varios cuadrados de boj y dos cenadores con columnas que en la actualidad han desaparecido.


El plano inmediatamente superior, al que se accede por tres escaleras, una central y dos laterales, es el Plano de la cascada, que está formado por 4 cuadrados de boj con dos fuentes con surtidores entre éstos, y una cascada de piedra que "tiene ritmo de abanico, tensada en su apertura por mascarones que arrojan el líquido que se vierte a través de las conchas escalonadas en las que rebosa el agua que desciende, ensanchándose el canal a medida que avanza hacia los pilones". En el frontis de la cascada, hay diez nichos, cinco a cada lado, que ocupaban diez estatuas de cuerpo entero, y que en la actualidad sólo acogen dos bustos de emperadores y sobre la propia cascada otras dos esculturas que aún se conservan en su pedestal.


Al tercer plano se accede por los laterales. Es el más amplio y contaba con "8 estatuas de cuerpo entero" y se distribuye en 4 cuadros. En el centro se encuentra la Fuente Ochavada, "una fuente con su pedestal redondo en figura de peñasco y estanque de piedra blanca de Colmenar en ochavo". Este plano termina en una escalera que da paso al plano superior, en él se encuentran dos formidables secuoyas, una en cada extremo: una frente a la escalera y la otra junto al mirador de la cascada que, aunque conforma la unidad del plano cerrado, consiguen eliminar visualmente la estructura del jardín en el conjunto.


El plano superior y último es el Plano del Estanque y Gruta. Éste se cierra en un hemiciclo formando un frontis tras el estanque en cuyo centro se encuentra la Gruta. A cada lado de ésta se abren diez nichos que están ocupados por elegantes jarrones o ánforas que se repiten en todo el jardín. La gruta está cerrada con una verja de hierro rematada una corona real, y todo el conjunto, el estanque y la gruta están cercados por una barandilla baja que prohíbe el paso a los visitantes.


Retomando la lectura del cartel explicativo de la entrada, leemos la situación de su estado actual: "El trazado original quedó desfigurado desde el último tercio del siglo XIX por la plantación de grandes coníferas en el eje central durante el reinado de Amadeo, la degradación o sustitución de los dibujos de boj, el arrasamiento en 1940 del nivel inferior -si bien su decadencia se inició en 1880-, y la apertura de una carretera que pasa sobre éste y rompe la continuidad entre la naturaleza ajardinada, la cultivada y la agreste del encinar"; de tal manera que las dos coníferas, las secuoyas que mencionábamos antes, impiden ver el juego de agua que se produce en todo el eje central desde el plano inferior con la fuente de los delfines, la cascada, la fuente ochavada y el estanque del plano superior.


Para terminar nuestro recorrido hacer mención al palacete. Este se encuentra cerrado y no se puede visitar; su disposición es independiente respecto al jardín, sin que exista un nexo entre ambos: "El Palacete está cerrado sobre sí mismo y no se subordina a una dirección axial, ni siquiera tangencial con el jardín". En tiempos de Fernando VI el monarca acumuló en él para su decoración varias obras de arte que tras el declive del lugar tuvieron que ser retiradas. Frente al palacete se construyó un pabellón de servicios para guardas y oficinas que en el siglo XX se vuelve a ampliar tras la Guerra Civil con nuevas dependencias al servicio de la Sección Femenina, -en esta época se utilizaba el estanque como piscina por las residentes-, hasta llegar a la actualidad en la que estos pabellones se han habilitado como Colegio Público de Educación Especial.


Actualmente toda la finca se encuentra en proceso de restauración, -sin embargo será difícil conseguir el trazado original por la existencia de las secuoyas-, se están recuperando las plantaciones de frutales, se mantiene el olivar aunque este ya no se explota. Sería de esperar que se repare la tapia que lo separa del Monte de El Pardo. e interesante sería a su vez que se restituyesen algunas de las estatuas que han desaparecido así como la reconstrucción el cenador; y para terminar un breve apunte sobre la autoría del diseño del jardín. Si bien en todos los textos se apunta a Claude Truchet como su autor, Virginia Tovar cuestiona a éste y apunta la influencia que pudieron tener en su trazado los también franceses René CarlierEsteban Marchand, pero esto lo dejo a la lectura más atenta de la obra de la propia Virginia Tovar, a la que remitimos, y concluir, como no, con la recomendación de visitar un lugar tan interesante como de singular belleza.

Imagen cenital del jardín. Fotografía tomada del cartel informativo
Para esta entrada he utilizado los carteles informativos que existen en el propio Jardín y los siguientes libros:

El Pardo, Tovar Martín, Virginia, Fundación Caja Madrid, 2ª Ed. Madrid 2001.
52 escapadas de Turismo Cultural en la Comunidad de Madrid, Comunidad de Madrid, Madrid, 2010.

Estatuas del mirador sobre la Cascada

Surtidor de la Fuente ochavada

Fuente lateral del plano de la Cascada

Busto que decora la Cascada

Eje central desde los setos que cierran el plano bajo

Perspectiva del jardín y el Palacete (color azul) del cartel informativo

Plano bajo y setos que ocultan la carretera

Estanque del plano superior

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